miércoles, 23 de julio de 2008

Que mi silencio sea el epitafio de la tumba donde moras…

Que mi abstinencia de tocarte
Sean las barras de la prisión donde te alojas.

El esquivar la mirada, el arrojar con violencia
Tu recuerdo de mi mente.

Me provocas, te suspiro… y en cada exhalación
De mi aliento de despido…

Una a una tus sonrisas, tus caricias y tus besos.
+++++… Apenas y recuerdo tu nombre… +++++

………..Y en mi muerte, mientras la conciencia me abandona,
Uno a uno los rostros de lo que fuiste, de lo que fui…
De lo que perdí y tú me perdiste…

Desde ahora, mi silencio pesa sobre ti…

Te olvido hoy… y tú, con mi silencio me recordaras….

Uno a uno, todos los días hasta que vuelvas a reunirte conmigo…
Ahí, donde la oscuridad nos absorbe, donde me has dejado…
En silencio, mi silencio y la visión de tu sonrisa

1 comentario:

Aura Sabina dijo...

las despedidas, cuando realmente no merecen existir, se convierten en una rueda, un ciclo inconcluso, que nos lleva finalmente a la unidad. reposa en la noche, y su bondad,mientras la paz colma tus ojos.

renovarse....